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Foto del escritorEdu Torres

Valle de Arán. El paraíso está en los Pirineos

Actualizado: 28 dic 2021

Vigilada por algunas de las montañas más altas de la Península Ibérica, como el Pico Aneto o la Maladeta, y limitando al norte con Francia, se encuentra la comarca leridana del Valle de Arán. Debido al aislamiento histórico causado por la inaccesibilidad y los duros inviernos, esta zona de España tiene un carácter propio que todavía la hace más atractiva.


Además de ser un lugar paradisíaco para los amantes de la naturaleza y los deportes de montaña, tiene una rica gastronomía, pueblos de ensueño e incluso su propia lengua oficial, el aranés, una variante del occitano con algo menos de 3.000 hablantes y que únicamente se utiliza en el Valle de Arán.

El Valle de Arán es un destino precioso para los amantes de la naturaleza
El Valle de Arán es un destino precioso para los amantes de la naturaleza

Nosotros teníamos muchas ganas de recorrer el valle, sobretodo tras el excelente sabor de boca que nos había dejado la visita al vecino Valle de Bohí un par de años antes. Pero en esta ocasión íbamos a cambiar el frío y la nieve por el sol y los largos y luminosos días del principio del verano.



VIELHA


La ubicación de Vielha en el centro del valle y rodeada de montañas es maravillosa. Esto, unido a la amplia oferta gastronómica y de servicios, nos hizo decantarnos por la capital del Valle de Arán como nuestra base en esta escapada rural por tierras aranesas.


Vielha es ideal como base para recorrer el Valle de Arán
Vielha es ideal como base para recorrer el Valle de Arán

Llegamos al apartamento ya bien entrada la noche de San Juan, y la ciudad nos recibió con el sonido de los petardos y fuegos artificiales clásicos de una noche tan mágica. Pese a las horas intempestivas, aún tuvimos la oportunidad de encontrar un lugar en el que saciar nuestra hambre y sed.


Refu Birreria era un local que teníamos anotado en mayúsculas en nuestro plan de viaje, así que tras recorrer algunos de los estrechos callejones de casas de piedra del centro de Vielha, nos plantamos en este local, en el que pudimos probar sus excelentes cervezas artesanales, elaboradas en una fábrica en Bossòst, a pocos kilómetros de allí. Las hamburguesas caseras, también con opciones veganas, estaban deliciosas.


A poca distancia de Vielha hay rutas de senderismo preciosas
A poca distancia de Vielha hay rutas de senderismo increíbles

Esa misma noche aún tuvimos tiempo para darnos un breve paseo por la zona, atraídos por el ruidoso avance del río Nere en su inexorable camino hacia la confluencia con el Garona, el río que parte en dos el valle, llevando las aguas del glaciar del Aneto hasta el Océano Atlántico tras atravesar casi 600 kilómetros, principalmente en el sur de Francia.


Sin duda, caminar junto a cualquiera de los dos ríos que confluyen en Vielha, observando los colosos pirenaicos de fondo y las hermosas casas de piedra de estilo aranés, es uno de los mayores atractivos de esta población, en la que también merece la pena dejarse caer por la elegante Plaza de Sant Orenç, donde se encuentran los comercios más exclusivos.


El Valle de Arán incita a hacer deporte y disfrutar de sus paisajes
El Valle de Arán incita a hacer deporte y disfrutar de sus paisajes

Precisamente por un sendero paralelo al río salimos uno de los días a correr, lo que además nos permitió pasar junto a la bonita Iglesia de San Martín de Gausac, construida en el siglo XIII. Su mezcla de estilos gótico y románico la convierten en una de las más importantes del valle.


Por otro lado, Vielha es un punto de partida excelente para los amantes del ciclismo, ya que gran cantidad de las rutas, tanto de carretera como de MTB, están a tiro de pocos kilómetros de allí. Nosotros aprovechamos nuestra excelente ubicación para subir algunos de los puertos más míticos de la zona, actividad que siempre concluía de la misma manera, con un merecido homenaje gastronómico.


Uno de esos homenajes nos lo dimos en Era Canaula, un lugar en el que su chef, que no podía negar su acento vasco, nos hizo sentir como en casa desde el momento en que pusimos un pie dentro de su local. La contundente comida basada en productos de proximidad cocinados de manera tradicional pero elegante nos dejó más que satisfechos.


LOS 7 LAGOS DE COLOMERS


El senderismo es uno de los elementos esenciales en nuestras escapadas rurales. En el Valle de Arán teníamos una ruta en el punto de mira, la de Los 7 Lagos de Colomers. Sabíamos que era exigente, con sus más de 16 kilómetros de longitud y 600 metros de desnivel, hasta una altura máxima de más de 2.200 metros sobre el nivel del mar, pero nos lanzamos a ella sin pensárnoslo dos veces.


La ruta de los Lagos de Colomers nos dejó imágenes como esta
La ruta de los Lagos de Colomers nos dejó imágenes como esta

Para los menos intrépidos, hay un servicio de taxi desde Banhs de Tredos que te permite ahorrarte unos 4 kilómetros de subida (e incluso de bajada), haciendo que la ruta sea algo más relajada. Nosotros la hicimos completa, y fue una decisión excepcional.


Comenzamos a caminar poco después de las 8 am, con el termómetro marcando menos de 5ºC, una temperatura a la que no estamos para nada acostumbrados en fechas veraniegas. Sin embargo, empezar tan temprano nos dio la oportunidad de sentirnos completamente aislados y libres caminando por un sendero junto al río Aiguamòg, en el que pudimos ver una preciosa cascada.


Especialmente estimulante fue atravesar un solitario y húmedo prado en el que el rocío comenzaba a evaporarse, otorgándole un aspecto lúgubre y a la vez atractivo al paisaje.


Bien temprano hacía mucho frío, aunque con el paso de las horas el sol comenzó a calentar
Bien temprano hacía mucho frío, aunque con el paso de las horas el sol comenzó a calentar

En cuanto el sol se dejó entrever por encima de las montañas, el panorama cambió radicalmente. El frío dejó paso a una agradable temperatura, muy propicia para el ejercicio físico, y que coincidió con el ascenso más duro, hasta la presa y el Refugio de Colomers. En ese punto el Lago Mayor de Colomers nos dio la bienvenida al gigantesco circo del mismo nombre.


A partir de aquí, ya a más de 2.000 metros de altura, los lagos y las imágenes de postal se sucedían unas tras otras. No podíamos dejar de pararnos a contemplar el espectáculo que cada pocos pasos la naturaleza ofrecía en ese lugar tan recóndito.


La ruta está llena de lagos y riachuelos
La ruta está llena de lagos y riachuelos

Pese a la belleza general de la ruta, si tuviéramos que quedarnos con un recuerdo concreto, este sería sin duda el del Estanh Plan, un lago circular con una pequeña isla en el centro. Nos acercamos a su orilla para refrescarnos con sus aguas frescas y cristalinas. En ellas se reflejaban de manera clara las montañas de alrededor, como si el paisaje se desdoblara para duplicar su belleza.


Tras completar el precioso sendero a través de los lagos y volver al Refugio de Colomers, comenzamos a deshacer nuestros pasos hacia el punto inicial de la ruta, pudiendo prestar aún más atención a los intensos tonos de verde que desprendía la frondosa vegetación del valle tras una primavera tan lluviosa como la de 2021.


En algún punto de la ruta nos animamos a correr
En algún punto de la ruta nos animamos a correr

Completamos la ruta cansados pero maravillados por lo que habíamos podido contemplar. Sin lugar a dudas esta quedará guardada en nuestras memorias como una de las actividades de senderismo más increíbles que jamás hayamos realizado.


ES UELHS DETH JOÈU Y SAUT DETH PISH


El agua es uno de los bienes más preciados de la naturaleza. Aunque en ocasiones su virulencia puede llegar a causar estragos, observar como busca su camino hacia los mares y océanos a través de montañas y cascadas es una de esas cosas que se te quedan grabadas en la retina.


En el Valle de Arán hay muchos ejemplos de estas preciosas caídas de agua, pero nos vamos a quedar con las dos que pudimos visitar durante nuestra escapada.


La cascada Ojos del Diablo te hipnotiza
La cascada Ojos del Diablo te hipnotiza

En primer lugar acudimos a Es Uelhs deth Joèu, cuyo nombre en español es Los Ojos del Diablo. A ella se accede por una estrecha carretera que parte del municipio de Es Bòrdes.


Nos detuvimos unos minutos frente a la cascada para observar y escuchar como el agua, tras recorrer más de 4 kilómetros subterráneos desde el glaciar del Aneto, iba golpeando con violencia la escalera de rocas que encontraba a su paso hasta acabar en el río Joèu, otro afluente del Garona.


Esto nos alimentó de energía para continuar caminando hacia la Artiga de Lin, donde llegamos tras salvar unos cuantos escalones que nos llevaron a la parte más elevada de la cascada.


La Artiga de Lin es uno de los espacios más bellos que vimos en el Valle de Arán
La Artiga de Lin es uno de los espacios más bellos que vimos en el Valle de Arán

Cuando la Artiga de Lin se abrió ante nuestros ojos, no pudimos hacer otra cosa que frotárnoslos para confirmar que ese valle de color verde intenso, partido por un riachuelo, vigilado por las montañas más altas de la región y lleno de vacas pastando en sus frondosos prados era real, y no fruto de nuestra imaginación.


¡Vaya vistas hay en la Artiga de Lin!
¡Vaya vistas hay en la Artiga de Lin!

Nos recreamos contemplando cada rincón de este lugar tan maravilloso, caminando entre las vacas, que continuaban comiendo ajenas a la presencia humana que alteraba su hábitat.


La cascada Saut deth Pish es simplemente espectacular
La cascada Saut deth Pish es simplemente espectacular

Unos días después, justo antes de partir de regreso hacia casa, tomamos la sabia decisión de subir hasta la cascada Saut deth Pish (Salto del Pez), la que para muchos es considerada la cascada más bonita del Valle de Arán. Llegamos a ella tras conducir a través de una bonita carretera que parte de El Pont d'Arròs.


Tras una breve caminata desde el aparcamiento habilitado, comenzamos a ver a lo lejos la brutal caída de agua de casi 20 metros. Conforme nos aproximábamos, la sensación de belleza se acrecentaba. Pero lo mejor de todo fue bajar a la parte más cercana a la cascada y mirar hacia arriba, para sentir su verdadera magnitud mientras notábamos como el agua nos salpicaba toda la ropa.


En lugares así es imposible no emocionarse y echar a correr
En lugares así es imposible no emocionarse y echar a correr

Una vez más, el entorno de verdes infinitos acompañaba para terminar de moldear un panorama irrepetible, sin duda acrecentado por el momento del año en que lo visitamos, y es que el final de la lluviosa primavera y principio del verano saca a relucir la vegetación más frondosa, llena los ríos de agua y te regala las temperaturas más templadas del año en el valle.


BAGERGUE


A lo largo de nuestra escapada rural por el Valle de Arán paramos en multitud de pueblecitos pintorescos rodeados de montañas, pero sin duda Bagergue nos pareció el más bonito. Por algo está incluido en la lista de Los Pueblos más Bonitos de España.


Bagergue es el pueblo más bonito del Valle de Arán
Bagergue es, para nosotros, el pueblo más bonito del Valle de Arán

En sí el trayecto hasta Bagergue desde el desvió a la altura de Uhna ya merece la pena, pero llegar a tu destino y observar el glaciar del Aneto desde la distancia es un premio todavía mayor.


Bagergue, el pueblo más alto del Valle de Arán, es una sucesión de cuidadas casas de piedra adornadas con flores de todos los colores. Es innegable que sus vecinos están comprometidos para mantener el pueblo en las mejores condiciones posibles. Nos dejamos ir sin rumbo definido por sus empinados callejones, hasta que vimos una señal que captó nuestra atención: "Quesos Artesanos".


Las calles de Bagergue están cuidadas hasta el mínimo detalle
Las calles de Bagergue están cuidadas hasta el mínimo detalle

No pudimos frenar la tentación de acercarnos a Hormatges Tarrau, donde su dueño, además de tratarnos como uno más de su familia, nos dio a probar algunos de sus exquisitos productos. Por supuesto cargamos el maletero de de este manjar.


Esto nos abrió el apetito en el momento preciso, ya que teníamos la comida reservada en el Restaurante Casa Rosa, a escasos 10 metros de la tienda. En la terraza de este restaurante tuvimos probablemente la mejor experiencia gastronómica del viaje. Probamos la exquisita y contundente olla aranesa, una receta tradicional de la comarca, y un sabroso estofado de ciervo, que concluimos con una crema catalana casera de las que se recuerdan.


Salimos de allí con una única idea en la cabeza, encontrar un prado tranquilo en el que tirarnos a dormir la siesta.


PLA DE BERET Y MONTGARRI


Encontramos ese lugar en Pla de Beret, junto a las vacías pistas de esquí de Baqueira Beret, que en verano cambian el color blanco de la nieve por el verde intenso de sus prados. En ellos se amontonan caballos, vacas y ovejas para pastar en esta magnífica planicie ubicada a más de 1.800 metros de altura.


Echar una siesta en Pla de Beret fue un plan ideal
Echar una siesta en Pla de Beret fue un plan ideal

Esta paz y tranquilidad contrasta con el sonido de las grúas que, unos kilómetros más abajo trabajan sin descanso para aumentar la capacidad urbanística de la zona. Y es que es innegable que el turismo es uno de los motores económicos de una comarca acostumbrada históricamente a ser auto suficiente.


Pero para entender mejor el impacto que la nieve y el clima invernal, así como el desarrollo de los deportes de invierno, han tenido en la economía y la vida de los araneses, lo mejor es acercarse al Museo de la Nieve, en el pintoresco pueblo de Unha.


Los miradores de la subida a Pla de Beret son así de bonitos
Los miradores de la subida a Pla de Beret son así de bonitos

Además de aprender un montón durante la hora y pico que pasamos recorriendo los cuatro pisos que componen el museo, estar allí dentro nos permitió resguardarnos de una fuerte tormenta que nos amenazaba desde el cielo, y es que en el Valle de Arán no te puedes confiar nunca, el tiempo puede cambiar en cuestión de minutos.


Pero antes que eso, tras descansar en Pla de Beret se nos ocurrió continuar conduciendo por una carretera sin asfaltar en dirección a un lugar del que únicamente conocíamos el nombre, Montgarri. Dejamos el coche en una zona habilitada y nos adentramos en el bosque a través de lo que parecía un tori japonés de madera.


Así nos dio la bienvenida el sendero hacia el Santuario de Montgarri
Así nos dio la bienvenida el sendero hacia el Santuario de Montgarri

Al final de un sendero, con un buen número de escalones, nos esperaba una de esas imágenes que parecen estar sacadas de los sueños. Mezclar en un mismo lugar un santuario románico, un pequeño puente de piedra que cruza un estrecho pero caudaloso riachuelo, las verdes montañas del Pirineo aranés, un bar en el que sirven cervezas frías y un grupo de vacas pastando a sus anchas, el resultado no puede estar muy lejos de la perfección.


¿Cómo no íbamos a enamorarnos de esta imagen de postal?
¿Cómo no íbamos a enamorarnos de esta imagen de postal?

Esa perfección se truncó repentinamente cuando el helicóptero de salvamento decidió deleitarnos con su estruendo y aterrizar junto al santuario. Y es que sus ocupantes también tienen derecho a tomar un café disfrutando de un lugar tan emblemático.


BAUSEN


Como ya hemos comentado, uno de los patrimonios más valiosos del Valle de Arán son sus pueblecitos de cuento, muchos de ellos encaramados a las faldas de vertiginosas montañas, en lugares desde los que se puede observar el fondo del valle desde las alturas. Es el caso de Bausen, cuyo desvío se encuentra a menos de 3 kilómetros de la frontera con Francia.


En Bausen fuimos en busca del Bosque Encantado de Carlac
En Bausen fuimos en busca del Bosque Encantado de Carlac

Llegamos allí atraídos por sus callejones y casas de piedra, pero principalmente por el Bosque Encantado de Carlac, un conjunto de hayedos con formas imposibles al que nos acercamos por un sendero panorámico repleto de miradores en los que era imposible no detenerse a observar como las nubes se quedaban enganchadas en lo alto de los picos más cercanos.


El Teresa Cementery es un rincón muy especial
El Teresa Cementery es un rincón muy especial

Pero antes de alcanzar el bosque tuvimos una sorpresa, y es que el Teresa Cementery nos esperaba en su apartada y romántica ubicación, casi tan romántica como la historia de la mujer que yace en ese misterioso lugar.


Teresa era una mujer aranesa que luchó contra viento y marea por defender su amor a Francisco, con el que le unía un lazo de parentesco que impidió que su matrimonio fuera aprobado por la Iglesia. Su destierro funerario en este cementerio pagano se ha convertido en un símbolo más que en la humillación que probablemente buscaban quienes le impidieron descansar junto al resto de habitantes de la zona. Realmente merece la pena pararse a leer detenidamente su historia en el cartel informativo que se encuentra junto a la entrada.


Continuamos caminando por un sendero cada vez más empinado, hasta que por fin alcanzamos el linde del bosque, donde pudimos disfrutar de las bonitas hayas que prácticamente no dejaban pasar la luz hasta el suelo. Una visita realmente llena de estímulos y de paz.


El río Garona nace del Aneto y parte el Valle de Arán en dos
El río Garona nace del Aneto y parte el Valle de Arán en dos

De vuelta a Vielha hicimos una parada en Bossòst, donde además de disfrutar de nuevo del paso del Garona, nos acercamos a la fábrica de Refu Birreria para tomarnos una cerveza en un espacio improvisado con un par de food tracks y unos altavoces, en un ambiente muy distendido.


VILAMÓS


Más cerca de Vielha está Vilamós, otro de esos pueblos elevados sobre la base del valle. Para acceder a él hay que conducir por una bonita carretera que cuenta con hasta 16 curvas en herradura (que días después recorreríamos en bicicleta). Una vez arriba, la vista de la iglesia desde lo alto del pueblo es sin duda la más icónica de Vilamós.


Los pueblecitos como Vilamós incitan a pasearlos relajadamente
Los pueblecitos como Vilamós incitan a pasearlos relajadamente

Sin embargo, para nosotros lo más interesante fue poder entrar al Museo de la Casa de Joanchiquet, un precioso ejemplo de casa aranesa, en la que aprendimos sobre la forma en la que vivían y como se organizaban los habitantes del valle en tiempos pretéritos.


Algunas curiosidades, como la habitación de la persona más mayor de la casa, ubicada junto a la cocina para aumentar el bienestar en tiempos de frío, o la distribución de las habitaciones de los hijos según su consideración dentro de la familia, consiguieron captar nuestra atención.


CICLISMO


Desde el punto de vista de un amante del ciclismo, ya sea de carretera o de montaña, el Valle de Arán es un verdadero paraíso. Desde nuestra ubicación en Vielha teníamos a menos de 30 kilómetros algunos de los puertos de montaña más bellos y míticos que hemos podido subir nunca.


Practicar ciclismo en el Valle de Arán es de lo mejor que se puede hacer
Practicar ciclismo en el Valle de Arán es de lo mejor que se puede hacer

Nuestra primera aventura fue subir a Pla de Beret, una subida que ha formado parte del recorrido tanto de la Vuelta a España como del Tour de Francia. El desnivel medio no es muy alto, apenas supera el 4%, sin embargo sus 21 kilómetros de longitud desde Vielha hacen de él un reto muy interesante.


La primera mitad de puerto, hasta el desvío en Baqueira, transita por la carretera principal del valle, y no es hasta ese punto que la belleza de la subida comienza a ser notable, pese al mal estado del asfalto.


El entorno de la subida a Pla de Beret la hace más bonita si cabe
El entorno de la subida a Pla de Beret la hace más bonita si cabe

Los últimos kilómetros, transitando por una zona de túneles desde la que se observa el pueblo de Baqueira, las pistas de esquí y el glaciar del Aneto de fondo, son una maravilla.


Pero si hay puerto famoso en la zona este es El Portillón, que además es un paso entre España y Francia, lo que lo convierte en un lugar de peregrinaje para los aficionados al ciclismo.


Uno en Francia y el otro en España
Uno en Francia y el otro en España

Sin ser un puerto extremadamente duro , su pendiente continua a más del 7% durante los últimos 5 kilómetros hacen que las piernas noten el desgaste conforme avanzas por sus siete grandes curvas, cada una de ellas dedicada a uno de los ganadores españoles del Tour de Francia.


Además, en el Mirador de Bossòst, a mitad subida, hay un bonito monumento a los aficionados al ciclismo. Nada más bajar de Eth Portilhon nos dimos cuenta que nos habíamos quedado con ganas de más, pero no tuvimos muchos problemas en encontrar un nuevo reto.


El Guardader de Arres fue el más duro de los puertos que subimos
El Guardader de Arres fue el más duro de los puertos que subimos

El Guardader de Arres fue la subida más dura que hicimos a lo largo del viaje. Sus 7,5 kilómetros de longitud están plagados de exigentes rampas por encima del 10% de pendiente en las que tuvimos que emplearnos a fondo.


Esta subida, a diferencia de las anteriores, transita por una carretera muy estrecha que, en cierto modo nos recordó a la del Mortirolo, uno de los pasos que subimos en nuestro viaje ciclista al norte de Italia.


Además, nuestra visita al Valle de Arán coincidió con la celebración de una prueba de ciclismo de montaña llamada Pedals de Foc en la que los intrépidos participantes se enfrentan nada más y nada menos que a 213 kilómetros y más de 6.200 metros de desnivel acumulado a través de los preciosos senderos de todo el valle.


Coincidir con Pedals de Foc hizo que pasáramos un día muy entretenido
Coincidir con Pedals de Foc hizo que pasáramos un día muy entretenido

Pudimos verlos en diferentes puntos a lo largo del día de la prueba: bajando unas escaleras imposibles en Bagergue, descendiendo hacia Baqueira por un vertiginoso sendero, llegando a Pla de Beret por un camino de grava, avituallándose en Montgarri e incluso llegando a Vielha bajo un chaparrón terrible. Todo un ejemplo de superación.


En resumen, la escapada al Valle de Arán fue un viaje de desconexión y de naturaleza en una comarca privilegiada y con carácter propio. Pudimos hacer deporte, observar paisajes de ensueño, aprender sobre la cultura aranesa, caminar por pueblos perdidos entre montañas y disfrutar de una gastronomía rica y contundente. ¿Qué mas se puede pedir?


En el siguiente mapa os dejamos los mejores lugares que visitar y donde comer en el Valle de Arán:


Para concluir queremos agradecer a nuestros compañeros de viaje, Teresa y Javi, por algunas de las fotos que hemos usado en este post.


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