El paisaje del centro de Chicago se caracteriza por sus rascacielos, tanto modernos como históricos. Fue allí donde se construyó el primero de la historia, tras el trágico incendio de 1871, dónde los arquitectos transformaron la devastación en oportunidad, desarrollaron nuevas técnicas de construcción y sobrepasaron los límites de la expresión creativa.
Chicago nos enamoró por su carácter único, sus lugares emblemáticos y su enorme escenario cultural. Impresionados por la apariencia externa de sus rascacielos, le propuse a Edu conocerlos internamente, pues muchos de ellos esconden espacios sorprendentes.
Fine Arts Building (Solon S. Beman, 1885)
Empezamos nuestro recorrido por el Fine Arts Building, también conocido como Edificio Studebaker, ubicado en 410 S Michigan Avenue, frente al Grant Park. Aunque el edificio es espectacular desde la calle, es mucho más encantador en el interior. Es un excelente ejemplo de reutilización adaptativa.
En la actualidad, decenas de artistas, diseñadores, músicos, maestros y organizaciones artísticas se benefician de sus adorables estudios y espacios de performance. El interior presenta motivos art nouveau y murales de artistas. La subida en el viejo ascensor mantiene el aroma de los orígenes del edificio, incluido el ascensorista que se encarga de manejarlo, y es una experiencia que nadie puede perderse.
Railway Exchange Building (F.P. Dinkelberg, 1904)
El Railway Exchange Building destaca en la misma avenida que el Fine Arts Building por su reluciente fachada blanca. Es conocido también como edificio Santa Fe, y nos sorprendió la complejidad constructiva de la cubierta acristalada en el patio, la cual combina vidrio y hierro.
El edificio entero se envuelve alrededor de un pozo de luz central, gracias al atrio de vidrio que cubre el gran vestíbulo de dos pisos. Los ladrillos vidriados en color blanco que se utilizan como revestimiento hacen que resplandezca todo su interior. ¿Y qué tendrán los ascensores de esta ciudad? Los de este edificio, con sus preciosos enrejados, son dignos de mención. El lugar también alberga la Chicago Architecture Foundation, donde compramos un interesante libro sobre la construcción de rascacielos que ahora forma parte de nuestra colección de libros viajeros.
Auditorium Theatre (Louis Sullivan y Dankmar Adler, 1889)
Quien quiera conocer de primera mano las entrañas de este auditorio, debería realizar el tour guiado por su interior. Si además tienes la suerte de hacerlo junto con el que fue nuestro guía, que se conocía hasta el último rincón del auditorio, es lo más. Nick te cuenta a la perfección la historia del teatro, salpicada de divertidas anécdotas.
Por daros algunas pinceladas, pero sin desvelar lo más íntimo, os podemos contar que este edificio es conocido internacionalmente por su acústica perfecta, y por su arquitectura y diseño innovadores. La filosofía y el amor por la naturaleza de "la forma sigue a la función", de Sullivan, se muestran contundentemente.
Uno de los aspectos más destacados del Teatro Auditorio es su versatilidad. El teatro fue diseñado con múltiples elementos que le permiten cambiar de tamaño, forma y propósito. Así que imaginad la cantidad de componentes que son movibles, y la complejidad para la época en que se diseñó. Este sistema permitió que el teatro se utilizara como salón de baile y banquetes, como espacio para partidos de softball y de tenis o como pista de bolos.
De él, el todavía entonces aprendiz Frank Lloyd Wright, tomó la técnica de la “compresión y expansión” como algo fundamental para aplicar a sus proyectos, cuestión que no desvelaremos y que guardaremos en secreto para que podáis disfrutar plenamente de la experiencia.
Federal Center - Post Office (Mies van der Rohe, 1974)
Puede que todo el mundo conozca el famoso complejo de oficinas Federal Center, caracterizado por el contraste de los edificios austeros en color negro, con la escultura roja escarlata llamada “Flamingo”, de Alexander Calder. Ésta es un contrapunto a las líneas rectas de los bloques de fincas que la envuelven.
Sin embargo, algo que igual no conocéis es el interior de la oficina de correos, y creo que vale la pena una parada en ella, siempre que te dejen husmear discretamente y no te pillen, ya que no está permitido visitarlo ni hacer fotos.
Proyectado todo este complejo por Ludwig Mies van der Rohe, la Post Office es un volumen de una sola planta de diseño minimalista. Tiene un núcleo central que deja el perímetro del edificio libre. Su fachada está compuesta por paneles de vidrio tintado enmarcados por pilares y carpinterías de acero. Expresa el evidente funcionalismo del estilo Bauhaus.
Marquette Building (Holabird & Roche, 1895)
Si queréis sentiros dentro de una película al más puro estilo Hollywood, en un lujoso edificio, esperando un ascensor bañado en oro, no os podéis perder el corazón del Marquette Building. Si ya su entrada impone, imaginad el interior.
Se considera uno de los mejores ejemplos de la Escuela de Arquitectura de Chicago. Cuenta con un vestíbulo adornado de dos pisos. La barandilla hexagonal que rodea el atrio está decorada con un friso de mosaico del estudio Tiffany, por lo que es fácil quedarse deslumbrado por sus piedras brillantes.
Rookery Building (John Wellborn Root y Daniel Burnham, 1888)
Un imperdible donde los haya. The Rookery es una piedra angular en la rica historia arquitectónica de Chicago. Está situado en The Loop y se considera el rascacielos más antiguo de la ciudad. El vestíbulo fue remodelado en 1907 por Frank Lloyd Wright.
El edificio se apodó «the Rookery» no solo en referencia a los cuervos y palomas que habitaban sus fachadas, sino también por los sospechosos políticos que albergaba.
Haciendo un uso prodigioso de la luz y la ornamentación, Root and Burnham diseñaron un patio central que serviría como base de todo el edificio y proporcionaría luz natural a las oficinas interiores a través de una claraboya abovedada de hierro forjado y vidrio.
El trabajo de Wright en el Rookery remodeló la entrada en su estilo de Pradera y añadió un sentido de modernidad mediante su simple pero efectivo diseño de la iluminación. El mármol blanco y los detalles decorativos de estilo persa aumentaron el lujo del interior del vestíbulo. Una escalera de curva doble, muy ornamentada, se enrolla hacia arriba desde el balcón que rodea toda la segunda planta, donde aumenta la sensación de luminosidad y amplitud.
Monadnock Building (Burnham & Root, 1891 y Holabird & Roche, 1893)
Esta edificación, cuyo nombre aparece discretamente tallado en piedra en la entrada, esconde una galería interior de pequeños comercios de artesanos que fascinará a cualquiera que la recorra. Podría salir de allí perfectamente vestida con un elegante traje a medida, unos zapatos relucientes, un sombrero de copa y fumando un puro. Floristería, barbería, tienda de bolígrafos, lustrado de zapatos, cafetería y joyería son una pequeña muestra de los locales que podréis encontrar allí.
John Hancock Center (arquitecto Bruce Graham e ingeniero estructural Fazlur Khan, 1968)
Y como ya habíamos perdido el norte de tanto entrar y salir de los edificios y queríamos volver a orientarnos, decidimos acercarnos al John Hancock Center. Este rascacielos recibe cariñosamente el apodo de Big John y se encuentra en el 875 de North Michigan Avenue.
El principal atractivo de esta construcción, a parte de su aspecto exterior típico del expresionismo estructural, es el mirador de 360º, con una plataforma reclinable de ventanas de suelo a techo, que ofrece vistas panorámicas de la ciudad. En cambio, nosotros optamos por una opción más económica, y que nos dio el placer de disfrutar de las mejores vistas tomando un cócktail tranquilamente. Tan solo tendréis que subir hasta la planta 95, donde se encuentra el bar-restaurante, y situaros en las mesas altas que rodean el perímetro.
Además, por una vez, ser mujer tuvo sus ventajas. Desde el baño se pueden observar unas espectaculares vistas del Lago Míchigan, completamente gratis y, si tienes suerte, como fue mi caso, sin hacer apenas cola.
The Berghoff
Y para los que quieran hacer una parada en el camino, qué mejor que tomarse una buena cerveza en un mítico restaurante de la ciudad. Berghoff abrió sus puertas en 1898. Durante los 14 años de vigencia de la Ley Seca, este restaurante se hizo famoso por sus deliciosos platos alemanes.
Empezó siendo un Bar que solamente servía a hombres. No fue hasta que Gloria Steinem y varios otros miembros de la Organización Nacional de Mujeres pidieron ser atendidos en 1969 que la segregación terminó.
The Berghoff es un lugar que nos atrapó, gracias a su encanto del "viejo mundo" y a la gran cantidad de recuerdos de otras épocas de la ciudad de Chicago que en él se pueden encontrar. Puede que fuesen sus especialidades de comida casera alemana, o tal vez la música en directo, o la atmósfera de los años 20. Quizá todo ello junto hizo que no nos quisiésemos mover de allí durante un buen rato y pensáramos cuál sería nuestra siguiente parada en la increíble ciudad de Chicago.
A continuación dejamos un mapa para que no te pierdas ninguno de los más importantes e históricos rascacielos de Chicago, que tanta influencia tuvieron en los skylines del resto de ciudades de Estados Unidos:
Post partocinado por:
Comments