Dentro de nuestro viaje a Malasia decidimos dedicarle 2 días a Penang, una isla de la costa noroeste de la península de Malaca de cuya capital, Georgetown, nos habían hablado maravillas. Hay tres aspectos principales por los que Penang es considerado uno de los mejores destinos en Malasia: su rica gastronomía, mezcla de las diferentes culturas que conviven o han vivido allí, sus edificios históricos, que han propiciado que la capital sea nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y el arte callejero, ya que Georgetown está repleto de murales, muchos de ellos del artista lituano Ernest Zacharevich.
Después de nuestra genial experiencia en Georgetown creemos que es un lugar que debería formar parte de cualquier itinerario de viaje por Malasia. A continuación podréis descubrir los imperdibles de esta isla para disfrutar a tope de ella, dónde alojarse, qué ver y qué hacer en Penang.
1. VISITAR LOS PRINCIPALES MURALES DE STREET ART DE PENANG
Ernest Zacharevich es un artista multidisciplinar lituano cuyo impacto en Georgetown es más que evidente, el cual ha convertido esta ciudad en un verdadero museo al aire libre. Al igual que Ipoh, desde donde habíamos llegado en autobús, Georgetown está repleta de murales de arte callejero así que buscarlos por los callejones y en las fachadas de los edificios se convirtió en una de las actividades más divertidas del viaje.
Lo mejor de todo es que algunos de ellos permiten cierta interacción, por lo que, además de verlos, es posible casi formar parte de la obra de arte, como por ejemplo en "Children on the swing", donde no dudamos en subir al columpio sobre el que se balancean los niños representados en la pared.
Fue en "Kids on bicycle" o en "Children behind window bar" donde nos montamos en las diferentes motos y bicis que acompañan estos murales, y jugamos al baloncesto y al escondite con los niños de otras representaciones artísticas. Fue una manera distinta de conocer la ciudad. En el mapa al final del post indicamos la posición de todas las representaciones de street art que vimos en Georgetown.
2. RECORRER EL HERITAGE TRAIL DE GEORGETOWN
Pero dejando de lado el presente y futuro de la ciudad, Georgetown es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a sus edificios históricos que muestran la impresionante diversidad de culturas que han habitado la isla desde el siglo XVII. Chinos, malayos, británicos, portugueses, holandeses, indios e incluso japoneses han puesto su granito de arena en el carácter de los habitantes de Penang.
Nosotros no queríamos dejar de conocer esta mezcla cultural, así que empezamos por Gat Lebuh Armenian, una de las calles más concurridas y animadas, y en pocos metros nos topamos con el Seh Tek Tong Cheah Kongsi, uno de los múltiples templos de clanes chinos que, a principios del siglo XIX adquirieron tierras y fueron ganando poder, al mismo tiempo que facilitaban el ingreso a los inmigrantes chinos de su linaje que iban llegando a Penang. Entramos en el edificio y pudimos ver como, verdaderamente, estos clanes continúan con su prosperidad aún en nuestros días.
Pero no es éste el único templo chino que se puede visitar. Muy cerca de allí encontramos el Leong San Tong Khoo Kongsi o el Yap Kongsi, sedes de otros clanes.
Desde allí giramos a la derecha hacia la bonita Mezquita Kapitan, que visitamos por dentro más adelante, y continuamos caminando en dirección al puerto, donde dos días después tomamos el ferry que nos llevó a Langkawi, y cuya torre del reloj (Queen Victoria Memorial Clock Tower) nos pareció muy interesante. En menos de 400 metros nos encontramos con un bonito templo sintoísta, lleno de faroles rojos en la entrada y de personas que entraban y salían dispuestos a cumplir con sus "obligaciones" espirituales.
Conforme nos íbamos aproximando al mar comenzamos a ver más edificios de estilo colonial. El primero de ellos fue la iglesia anglicana de St. George, una construcción que parece totalmente desubicada en medio de templos sintoístas, indios y musulmanes.
A partir de ahí nos encontramos con la High Court, de estilo palladiano, el Museo de la Ciudad, el Town Hall y el City Hall, estos dos últimos frente a una enorme explanada, originalmente utilizada para jugar a criquet. Esto nos condujo definitivamente a un mirador desde el que teníamos una espectacular vista de la vecina localidad de Butterworth, al otro lado del estrecho.
Antes de este recorrido, nunca habríamos esperado ver edificios de tan diferentes estilos en un espacio de tiempo tan corto. Un verdadero ejemplo de convivencia entre culturas.
3. DISFRUTAR DE LA RICA GASTRONOMÍA LOCAL
La tercera razón por la que Penang es un destino imperdible es su gastronomía. Fruto de la mezcla cultural, allí pudimos disfrutar de platos sabrosos y además a precios muy económicos. Un paraíso. La pena fue que solo teníamos 2 días para disfrutarla, así que intentamos elegir lo mejor posible.
El primer día comimos en un lugar llamado My Own, justo enfrente de un pequeño templo llamado Hock Teik Cheng Sin, cuya fachada nos pareció espectacular. En este humilde pero cuidado local comimos Laksa, una sopa de fideos sabrosísima y picante, acompañada de bolas de pescado. Además, el dueño fue muy amable y nos hizo sentir como en casa.
Esa noche, después de tomar algo, nos fuimos a cenar a un restaurante llamado Lagenda. Viendo el exterior no podíamos esperar que dentro probaríamos algunos de los mejores platos típicos de la cocina malaya, pero con un toque de sofisticación. Fue un gran descubrimiento y la raciones eran muy generosas.
Al día siguiente queríamos aprovechar que estábamos cerca de Little India para probar platos indios con influencias malayas. Tras ser ignorados en el restaurante Kassim Mustafa Nasi Dalcha, cruzamos la calle hasta otro muy parecido, el Restaurante Kapitan, donde probamos platos deliciosos como el pollo tandorii o el pollo con mantequilla, condimentados con unas salsas que quitaban el sentido y acompañados de los clásicos roti canai, unas tortas con las que apuramos hasta el último gramo de salsa, comiendo con las manos, como hacía todo el mundo allí. Y por tan solo 16RM por persona, unos 3,5€. Inmejorable.
Solo nos faltaba probar algo en un puesto callejero, y lo hicimos la última noche en Chulia Street. Allí comimos noddles preparados con destreza frente a nosotros, y los degustamos sentados en una de las mesas en las que se agolpan locales y turistas para compartir costumbres.
4. PASEAR POR LITTLE INDIA
Uno de los barrios de Georgetown con más ambiente es Little India. Es una zona en la que los aromas y colores cambian completamente respecto al resto de barrios de la ciudad, donde parece que hayas cruzado una frontera entre dos lugares totalmente opuestos. Es cierto que en Penang tuvimos mayor sensación de caos que en el resto de Malasia, pero en Little India se acrecentaba un poco más esta sensación.
Allí cerca, entre tiendas y restaurantes, contemplamos una da las mansiones más famosas de la ciudad, la Pinang Peranakan Mansion, una muestra del rico patrimonio de Georgetown. Aunque no la visitamos por dentro, pudimos observar el hall desde la puerta y ya nos dimos cuenta del valor incalculable del lugar.
Después de esto decidimos hacer una parada para tomar un white coffee, el típico café de Ipoh, en un local cercano llamado Thali Sweets Cafe. Muy recomendable.
5. HACER UNA VISITA GUIADA GRATUITA A LA MEZQUITA KAPITAN
Quizá el edificio que más nos impresionó de Georgetown fue la Mezquita Kapitan. Está situada en pleno corazón de la ciudad y fue construida a principios del siglo XIX. Fue la primera institución musulmana permanente en Georgetown y su minarete destaca entre edificios de pequeña altura.
Ofrecen un interesante tour guiado gratuito por su interior, pero es necesario informarse de los horarios allí mismo ya que dependen en gran medida de las horas del rezo. En el tour guiado, una chica muy amable y de forma muy amena nos explicó, desde un punto de vista tolerante y muy alejado de la concepción que tenemos de esta religión, la función de cada espacio del templo, así como los cinco pilares del islam: la fe, la oración, la caridad, el ayuno y el peregrinaje a la Meca. Terminó el tour cantándonos algunos versículos del corán, hecho que nos mantuvo embelesados durante unos minutos.
Eso sí, las chicas no se libraron de vestir chilaba y de cubrir su pelo con una capucha, igual que nos sucedió en la visita a la Mezquita Nacional de Kuala Lumpur.
6. DESCUBRIR EL PARQUE NACIONAL DE PENANG PRACTICANDO SENDERISMO
Una de las actividades que más ilusión nos hacía era recorrer a pie el Parque Nacional de Penang, una pequeña zona de jungla ubicada en la esquina noroeste de la isla. Tomamos un grab hasta allí, ya que las opciones de transporte eran escasas. En un puesto de la entrada elegimos la ruta a realizar y contratamos un barco que nos llevaría desde Turtle Beach hasta Monkey Beach, y más tarde de vuelta a la puerta del parque, completamente rodeado por el océano.
Iniciamos la caminata, de poco más de 4 kilómetros por un camino muy bien acondicionado, en paralelo a la orilla. Pero pronto nos introdujimos en zonas más inhóspitas, donde la tierra húmeda y el sonido de los animales dominaban por encima de cualquier otro elemento. Rodeados de vegetación y casi sin cruzarnos con ninguna otra persona recorrimos el parque de un lado a otro, deteniéndonos en multitud de puntos en los que corría el agua por pequeñas cascadas.
Por fin alcanzamos la playa Pantai Kerachut o Turtle Beach. Estaba prohibido el baño, pero esto no nos impidió mojarnos los pies y disfrutar de las bonitas vistas al inmenso océano desde el muelle donde más tarde nos recogerían. Tuvimos tiempo para relajarnos y descansar hasta que vimos aparecer por el horizonte la embarcación que nos trasladó a Monkey Beach.
En Monkey Beach, a diferencia de la anterior playa, había chiringuitos y existía la posibilidad de bañarse. Nosotros optamos por buscarnos unas hamacas y agenciarnos unos cocos. Cuando nos cansamos de descansar, avisamos al patrón de la barca para que nos llevara de vuelta. En la puerta del parque nos juntamos con una pareja de alemanes para pedir un grab de gran tamaño y que el viaje de vuelta a Georgetown nos saliera más económico.
Esta visita nos pareció una gran forma de abandonar el caos y el ruido de la ciudad y reconciliarnos con la naturaleza, algo que siempre intentamos hacer en todos nuestros viajes.
7. CAMINAR POR LORONG STEWART, LA CALLE MÁS BONITA DE GEORGETOWN
Posiblemente no es la calle más conocida ni la más transitada de Georgetown, pero a nosotros nos pareció, de largo, la más bonita de la ciudad. Es una calle estrecha de una longitud de apenas 300 metros, pero está repleta de cuidadas casas con preciosas puertas ornamentadas, pequeños cafés con encanto, restaurantes y algunas obras de arte callejero, como el famoso "Old Fisherman", casi en el cruce con Love Lorong.
La recorrimos varias veces a lo largo de nuestra estancia en Penang y cada vez nos gustaba más.
8. TOMAR UNAS CERVEZAS JUNTO A PERSONAS LOCALES EN ANTARABANGSA
Posiblemente una de las situaciones más divertidas y enriquecedoras del viaje la vivimos en este local. Habíamos leído que Antarabangsa era de los pocos lugares en Penang en los que se ofrecía cerveza de importación a precios razonables. Como además está situado en Lorong Stewart, la calle de la que hemos hablado antes, nos resultó muy sencillo encontrarlo.
El caso es que cuando llegamos no había ni una sola mesa libre. Tomamos unas sillas de plástico y unas cervezas, dispuestos a sentarnos en torno a nuestras mochilas cuando un grupo de trabajadores locales de origen indio, que se relajaban allí tras la dura jornada laboral, nos hicieron señas para que nos sentáramos con ellos.
A partir de ahí comenzó un bombardeo de preguntas en ambas direcciones, invitaciones a rondas y selfies de grupo. Fue una experiencia genial, que nos permitió conocer un poco más el carácter de esta gente y darnos cuenta que, en el fondo, sus inquietudes son bastante parecidas a las nuestras. Tal enriquecedora fue la vivencia que al día siguiente volvimos al local.
9. DEJARSE LLEVAR POR CHULIA STREET POR LA NOCHE
Tras tomar algunas cervezas, la mejor manera de continuar la noche es adentrarse en Chulia Street, la calle donde se concentran la mayoría de pubs, puestos callejeros y restaurantes para turistas de todo Georgetown.
Es recomendable dejarse caer por allí por la noche, aunque solo sea para comer unos noodles, observar el espectáculo y rechazar (o no) cientos de ofrecimientos para entrar a este u otro pub, todos ellos "el mejor de la ciudad" según la persona que trataba de convencernos.
10. SUBIR A PENANG TOP, EL EDIFICIO MÁS ALTO DE GEORGETOWN
Para nosotros fue el cierre a dos días en Penang y resultó una buena forma de completar la visita teniendo una visión panorámica de toda la isla desde la planta 65 del edificio más alto de Georgetown, el Komtar Menara, que además estaba a pocos minutos a pie de nuestro hostel, el Dou Houz Guest House, donde nos sentimos muy cómodos y tranquilos.
Subimos cuando ya estaba cayendo el sol y no quedaba mucha gente allí, así que pudimos disfrutar de las vistas y de las zonas de suelo acristalado con total tranquilidad. Daba bastante impresión caminar sobre baldosas de vidrio a más de 200 metros de altura.
En resumen, Georgetown nos pareció una auténtica maravilla. Una ciudad con una gran cantidad de alternativas que ofrecer, en la que es casi imposible aburrirse y donde sus habitantes disfrutan de mezclarse con los extranjeros, demostrando su carácter abierto y tolerante. Fue posiblemente el lugar más enriquecedor de todo el viaje a Malasia.
En el siguiente mapa de Penang os dejamos las mejores cosas que ver y hacer, así como los mejores lugares dónde comer en Georgetown:
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