La escapada de 4 días por Estocolmo en mayo de 2022 fue un "pensado y hecho" de manual. No teníamos previsto ningún viaje, pero no pudimos resistirnos a la opción de volar directos desde Alicante a un precio razonable y conocer la capital de Suecia en su máximo esplendor, en plena primavera.
La ciudad, compuesta por 14 islas, se encuentra en el lugar en que confluyen el Lago Mäler, uno de los más grandes de Suecia, y el Mar Báltico. Esto provoca que el agua sea el hilo conductor de Estocolmo, cuyo nombre en sueco combina dos palabras: stock (apilar) y holm (isla). Y es que se dice que los primeros estocolmenses apilaban troncos a orillas del lago para dificultar el tránsito de los barcos enemigos y, de esa forma, defender sus tierras.
Nosotros no llegamos en barco, sino que aterrizamos en el aeropuerto de Arlanda, unos 40 km. al norte de nuestro destino final, y por lo que pudimos ver, la mejor opción para llegar al centro fue tomar el bus de Flygbussarna, que además de ser muy cómodo y tener un precio aceptable, se puede reservar online con antelación.
Una vez en la estación de autobuses, nos dirigimos al Tunnelbana, el metro de Estocolmo, para el que habíamos comprado un billete ilimitado de 72 horas al que le dimos un uso exhaustivo. Y es que la red de metro de la capital sueca es excepcional, con una frecuencia y rapidez al nivel de las mejores que hemos visto en Europa.
Por fin, tras dejar las maletas en nuestro hostal, pudimos iniciar nuestra visita, la cual dividimos en los barrios principales, de igual manera que hemos hecho con el siguiente mapa, que contiene los que para nosotros son los mejores lugares que visitar en Estocolmo:
ÍNDICE
GAMLA STAN
Si hay un barrio icónico en Estocolmo, este es sin duda Gamla Stan. El casco antiguo de la capital sueca está formado por cuatro pequeñas islas. Stadsholmen, la principal, Riddarholmen, Strömsborg y Helgeandsholmen.
En nuestro caso, tomamos la decisión de descubrirlo en un tour guiado que partió de la plaza Gustav Adolfs. El tour nos condujo por los rincones más emblemáticos de Gamla Stan.
Comenzamos cruzando Helgeandsholmen, la pequeña isla que alberga el Riksdag o Parlamento Sueco, un enorme edificio de estilo neoclásico, y el Museo Medieval, que visitaríamos más adelante una vez concluido el tour. Dentro del museo encontramos un interesante conjunto de representaciones de cómo era la vida en Estocolmo en la Edad Media. Un lugar ideal para acudir en familia.
Nada más cruzar a Stadsholmen nos topamos con el Palacio Real de Estocolmo, la residencia oficial de la familia real sueca. Nos impresionó la cantidad de gente que abarrotaba el bonito patio semicircular minutos después de haber presenciado el cambio de guardia, uno de los momentos más curiosos que vivimos en Gamla Stan. En ese momento ya habíamos comenzado a pisar un suelo lleno de adoquines que no abandonamos en todo el recorrido.
Poco después nos descubrimos admirando un lugar que, por unos segundos nos llevó de vuelta a nuestra ciudad. Y es que la Brantigstorget (Plaza de Branting) no nos podía recordar más a la Plaza Redonda de Valencia. Además de la belleza del lugar, nos llamó la atención que se utiliza para dar discursos gracias a su excelente acústica, y es que si te sitúas en la entrada, no tienes que hablar muy alto para que se te escuche con claridad en cualquier punto- de la plaza.
Ya no podíamos aguantar más, queríamos ver Stortorget, posiblemente la plaza más famosa de Estocolmo, por un lado gracias a que en uno de sus flancos se encuentra el Museo del Premio Nobel, pero por encima de ello, gracias a unas casitas pintadas en colores rojizos, ocres y verdes en su lado oeste. Estas pintorescas construcciones crean una postal de ensueño, especialmente en días soleados.
Bajo de una de esas casitas se encuentra la Chokladkoppen, una pequeña pastelería en la que hacen una exquisita tarta de queso y un excelente café. Los precios son extrañamente razonables pese a su privilegiada ubicación.
A pocos pasos de allí se encuentra la que posiblemente sea la escultura más pequeña que hemos visto en nuestra vida. Pese a sus impronunciables nombres (Pojke som tittar på månen - Chico que mira a la luna o Järnpojken - Chico de hierro), esta escultura de Liss Eriksson mide únicamente alrededor de 14 centímetros, fue esculpida en 1954 y es famosa entre los turistas por la creencia de que atrae la fertilidad.
Un poco más al oeste se localiza la Västerlånggatan, una calle repleta de tiendas con encanto y cafés. Y es que el café en Suecia es casi como una religión. De hecho, la acción de juntarse con alguien para charlar y tomar un café tiene su propia palabra en la lengua sueca, se le llama "fika".
Nosotros no podíamos ser menos, así que exploramos la calle en busca de un buen café. Fue así como nos topamos con Caffellini, un pequeño local en el que únicamente se sirve café elaborado con tranquilidad y de una forma meticulosa. Una delicia. Un poco más abajo, en una de las varias tiendas de Bröd & Salt, probamos los Kanelbulle, unos golosos bollitos de canela que encajaban muy bien con el café que estábamos bebiendo.
Justo allí nos tropezamos con la entrada al Mårten Trotzigs Gränd, un estrecho callejón con escaleras que tiene el honor de ser la calle más estrecha de la ciudad. El nombre del callejón homenajea a un mercader alemán que llegó en 1581 a Estocolmo para comerciar con hierro y que se convirtió en uno de los más ricos de la ciudad.
Ya llegando a la punta sur de Gamla Stan nos esperaba la parada de transporte público de Slussen. Fue allí donde tomamos el ferry que nos llevó a Skeppsholmen. El viaje está incluido en el billete de transporte, y merece la pena para tener una vista privilegiada del norte de Södermalm.
Para cerrar nuestro tour por Gamla Stan, nos faltaba cruzar a Riddarholmen, otra pequeña isla en el oeste del barrio cuyo nombre significa "El islote de los caballeros".
Fue cruzar y darnos cuenta de que habíamos abandonado una zona popular para adentrarnos en un lugar más exclusivo, con su enorme iglesia llamada Riddarholmskyrkan, sus amplias plazas y sus preciosos palacios del siglo XVII. Pero sin duda, lo más espectacular en la Evert Taubes Terrass.
Esta terraza/mirador, dedicada a un músico popular sueco, ofrece unas vistas magníficas tanto a Kungsholmen y el Ayuntamiento como a las colinas de Södermalm. Acudimos allí dos veces, con el tour guiado y luego los dos solos, para verla con tranquilidad. Nos pareció uno de los rincones más bellos de Estocolmo.
SÖDERMALM
Además de ser la isla más grande de las 14 que componen Estocolmo, Södermalm, cuyo nombre viene a decir algo así como "Isla del Sur", es el lugar en el que nos alojamos durante los 4 días que duró nuestra visita a la capital de Suecia.
Sin duda, es el lugar ideal para los amantes de la vida nocturna y la restauración, ya que esta isla está repleta de opciones para aquellos que buscan este tipo de entretenimiento.
Nuestro alojamiento, el Skanstull's Hostel, estaba ubicado en el sur de Södermalm, muy cerquita del Skanstullsbron, un puente que conecta la ciudad con los barrios periféricos meridionales. Justo allí se ubica el Fredriksdalskajens Pir, una moderna e interesante actuación arquitectónica a orillas del canal Hammarby.
Nada más dejar nuestras mochilas en el apartamento salimos a buscar un lugar en el que comer. El precio de los restaurantes era uno de los temas que nos asustaba un poco, especialmente después de nuestra experiencia en Oslo unos años atrás. Sin embargo, aunque los precios en Estocolmo eran algo superiores a lo que estamos acostumbrados en España, no fue un factor limitante.
De hecho, hay muchos restaurante estilo buffet que sirven un plato abundante, una bebida y servicio ilimitado de ensaladas a precios bastante competitivos. Es el caso de Blecktornskällaren, donde hicimos nuestra primera parada.
Otros locales de esta zona llamada SoFo que nos parecieron de lo más recomendables fueron el Bara Enkelt, un bar de mesas de madera en el que paramos a tomar una cerveza antes de regresar al hostal, el famoso Meatballs for the People, donde además de probar las deliciosas albóndigas suecas, pudimos hablar en español, ya que todo el servicio hablaba nuestro idioma, y el Carmen, un pub ideal para tomar las cervezas más baratas de Estocolmo. Muy cerquita de este se encuentra el Kvarmen, el punto de encuentro de Lisbeth Salander y sus amigas, las "Evil Fingers", en las famosas novelas de Stieg Larsson.
Y es que este barrio está repleto de lugares a los que se hace referencia en la saga Millenium. En Södermalm puedes visitar lugares tan emblemáticos para los fanáticos de la saga como la redacción de la revista Millenium, el 7-Eleven al que acude Lisbeth a comprar tabaco o pizzas, la preciosa casa de Mikael Blomkvist, muy cerca de un precioso mirador, o el edificio en que se encuentra el apartamento de Salander, ubicado en una maravillosa zona de calles empedradas y casas de colores.
Muy cerquita de allí nos topamos con la calle Mäster Mikaels, un lugar en el que parece que se haya detenido el tiempo para sus casas de madera pintadas en vivos colores.
Un poco más al este, justo debajo de la calle-mirador Fjällgatan, acudimos a uno de los museos más conocidos de Estocolmo, el Fotografiska. Nos decidimos a pagar la entrada atraídos por el sugerente exterior del edificio, una antigua casa de aduanas de estilo Art Nouveau.
Sin embargo, dentro nos encontramos un espacio algo esnob. Parecía más un punto de encuentro para gente que quería tomar una copa de champagne junto a otros amigos que una exposición de fotografía. Recorrimos las diversas salas repletas de imágenes, deteniéndonos especialmente en una zona en que se proyectaban NFTs, aunque por dentro estábamos algo decepcionados. Esperábamos más de este lugar.
Para calmar nuestro desengaño nos fuimos hacia el otro lado de Södermalm, paramos en JA Thai Wok & Sushi a pedir unos pad thai para llevar y nos adentramos en la bonita zona de Mariaberget, un sendero con magníficas vistas a la zona norte de Estocolmo. Buscamos un banco en Monteliusvägen y dimos buena cuenta de nuestra cena mientras dejábamos que el sol desapareciera en el horizonte, tiñendo la capital sueca de colores rojizos.
Y aunque este atardecer nos pareció genial, un par de noches después descubrimos un lugar todavía más bucólico. Un poco más al oeste de Södermalm, después de ascender por un sendero rodeado de casitas que nos sacó completamente del jaleo de la ciudad, nos vimos en lo alto de Skinnarviksberget, una montaña de roca desde la que la vista no podía ser más atractiva.
Dejamos que los minutos pasaran lentamente frente a un cielo totalmente rojo reflejado en las tranquilas y frías aguas del Lago Mälar.
Para cerrar nuestro periplo por Södermalm, y como buenos alumnos de la Escuela Savoy de Lindy Hop en Valencia, no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar el Chicago Swing Dance Studio, una de las cunas de este baile en Europa. Aprovechamos que organizaban un evento para acudir y disfrutar bailando al ritmo de una banda en directo.
GAMLA ENSKEDE
Solo teníamos un motivo para alejarnos tanto del centro de Estocolmo y llegar hasta este barrio al sur de la ciudad, pero era un motivo de mucho peso. Allí se encuentra el cementerio de Skogskyrkogården, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994.
Este enorme pulmón verde, además de acoger los restos de miles de personas, se ha convertido en un lugar frecuentado por paseantes, gente haciendo ejercicio o simplemente quienes buscan un lugar tranquilo para leer o alejarse del estrés del día a día.
Nada más entrar ya nos fascinó la perfección de las curvas de sus pequeñas y verdes colinas exquisitamente cuidadas, en contraste con las capillas y el crematorio, de estilo Clasicista Nórdico.
Nos perdimos por sus senderos sin un rumbo fijo, dejándonos imbuir por la tranquilidad que se respiraba en ese lugar, pero sin dejar de prestar atención a las numerosas capillas que se cruzaban en nuestro camino, entre las que nos gustó especialmente la Skogskapellet.
Ese caminar sin un destino claro nos llevó de bruces frente a uno de los lugares más visitados del cementerio, la tumba de la actriz sueca Greta Garbo, ubicada en un pequeño montículo y rodeada de flores homenajeando su carrera.
Salimos del cementerio con una agradable sensación de paz y calma.
NORRMALM
En cuestión de segundos después de cruzar el Puente Norrbro y abandonar Gamla Stan percibimos un enorme cambio en el paisaje urbano. Las calles empedradas y las casas bajas dejaron pasos a construcciones más modernas y calles más anchas. Estábamos adentrándonos en Norrmalm, uno de los distritos del norte de Estocolmo, cuyo actual estado es fruto de una fuerte transformación llevada a cabo a mediados del siglo pasado.
Nada más pasar la plaza Gustav Adolfs comenzamos a caminar por Malmtorgsgatan, una calle comercial repleta de tiendas, pero sobretodo de gente disfrutando del día soleado y de las compras.
Esta calle nos condujo frente a la Kulturhuset, un moderno edificio multiusos ubicado en la Plaza Sergel. Nos introdujimos en él sin saber muy bien hacia donde dirigirnos, simplemente observando la enorme cantidad de actividades que allí se concentraban.
Encontramos tiendas, restaurantes, grupos de jóvenes pasando el rato sentados en unos cómodos sillones, gente haciendo cola para entrar a una proyección, salas de exposiciones, cafeterías, etc. Desde luego, un espacio cultural de lo más completo.
Continuamos hacia el norte en busca de un lugar donde comer, y lo encontramos en el mercado Hötorgshallen, muy cerca del Konserthus, la sala de conciertos más importante de la ciudad, con casi 100 años de historia.
En el mercado encontramos infinidad de puestos de comida de diferentes estilos, pero en nuestra búsqueda de productos autóctonos, nos decidimos por Kajsas Fisk, un restaurante de pescado especializado en la sopa de arenque.
No fue la única experiencia gastronómica que tuvimos en el barrio. Otro día probamos las sabrosas hamburguesas de Flippin' Burgers, muy cerca de la Biblioteca Pública de Estocolmo, algo que nos sentó muy bien tras la decepcionante visita a la biblioteca, que nos recibió en pleno proceso de restauración y con su preciosa sala redonda totalmente cubierta de andamios.
La cantidad de edificios modernos que pudimos visitar en en Norrmalm es enorme, algunos de ellos situados en el límite este del barrio, como por ejemplo Norra Tornen, dos llamativas torres gemelas de los arquitectos Rem Koolhaas y de Graaf, la impresionante Aula Medica, de Wingårdh Arkitekter, un edificio acristalado al norte de Norrmalm, en una zona universitaria, el Flat Iron Building, una interpretación del famoso rascacielos neoyorquino proyectada por Rosenberg Architects o el despampanante Waterfront Congress Center de Bengt Svensson, ubicado junto a la estación central de bus, tren y metro.
Y a propósito del metro, aunque ya hemos mencionado las bondades de este medio de transporte público en Estocolmo, no hemos hecho hincapié en el diseño de los interiores de las estaciones. Algunas de ellas merecen una visita, como por ejemplo Kungstradgarden, T-Centralen o Stadion, todas ellas decoradas con arte moderno y vivos colores.
Realmente Norrmalm es un barrio que no te deja indiferente, algo que pudimos comprobar cuando nos dirigimos al este del mismo, al límite con su vecino Östermalm. Allí encontramos calles peatonales con algunas tiendas interesantes, como Biblioteksgatan, muy cerca de una escultura del artista español Jaume Plensa titulada "Chloe in Barcelona". Cruzamos el precioso pasaje Birger Jarlspassagen, caminamos junto a la sinagoga Judiska Församlingen y nos detuvimos a observar las fuentes del parque Kungsträdgården, famoso por sus cerezos.
Y entre tanto ajetreo, nos dio tiempo a pararnos en La Neta, un local de comida mexicana que nos pareció excelente, y que además tenía unos precios imbatibles comparado con otros lugares de la ciudad.
Concluimos la visita a Norrmalm saltando a Skeppsholmen, una pequeña isla que pone un excelente contrapunto al barrio. Sus colinas verdes y su muelle repleto de pequeñas embarcaciones suponen un cambio radical e incitan al paseo relajado. Además, es sencillo encontrarte durante tu paseo con esculturas al aire libre de artistas tan conocidos como Picasso o Alexander Calder.
Y todo ello gracias al cercano Moderna Museet, un museo de arte moderno ubicado en el centro de la pequeña isla. El recinto cuenta con un anexo dedicado al completo a la arquitectura, el Swedish Centre for Architecture and Design, el cual, como no podía ser de otra manera, recorrimos de principio a fin. Fue una forma ideal de adentrarse un poco más en el mundo del tan renombrado diseño nórdico.
Allí, una completa exposición sobre Sigurd Lewerentz nos mostró la fuerte influencia de este hombre en el diseño urbano de Estocolmo, cuyos edificios están repletos de la perfilería metálica que ideó y patentó este arquitecto y diseñador sueco.
ÖSTERMALM
Que Östermalm es uno de los barrios más caros de la capital de Suecia es algo fácil de adivinar nada más pones un pie en él, especialmente si accedes por Strandvägen, un espectacular bulevar construido para la Exposición Universal de 1897. A un lado se encuentra el paseo marítimo, y al otro toda una fila de magníficos edificios con más de un siglo de antiguedad, entre los que destaca el Teatro Dramaten o la Casa Bünsow.
Desde aquí nos desviamos hacia el norte en busca de uno de los mercados más exclusivos de Estocolmo, el Östermalms Saluhall. La cuidada fachada de ladrillo caravista no era más que la antesala de lo que íbamos a encontrar en su interior. Un mercado colmado de impolutos y coloridos puestos de marisco, comida gourmet, frutas y verduras. Daba gusto pasear por allí, percibiendo toda clase de aromas y dejando que todos los sentidos se impregnaran de la belleza de ese lugar.
Alrededor del mercado, además de la Iglesia Hedvig Eleonora, encontramos multitud de tiendas de decoración con precios prohibitivos, que sin embargo no dudamos en recorrer en busca no sabemos muy bien de qué.
Tras un breve paso por Stureplan, una ajetreada plaza con un animado bar en el centro, continuamos nuestro camino hacia el Humlegården, un bonito y tranquilo parque que rodea a la Biblioteca Nacional de Estocolmo. Paseamos tranquilamente bajo los árboles del parque, admirando la escrupulosamente cuidada vegetación.
Desde allí tomamos un metro que nos dejó a los pies del Stockholms Olympiastadion, una visita que quizá sólo por ver la parada de metro Stadion ya hubiera valido la pena de por sí.
Sin embargo, conforme nos acercamos al estadio, sede principal de los Juegos Olímpicos de 1912, pudimos sentir una extraña atracción hacia la simplicidad y tradición que se respiraba en ese espacio con más de un siglo de historia.
Su estilo no puede estar más alejado de los estadios a los que estamos acostumbrados en la actualidad. Para nuestra sorpresa, la puerta del estadio estaba abierta, y nadie vigilaba la entrada, así que pudimos asomarnos y casi pisar la pista de atletismo por la que habían desfilado más de 500 atletas de 27 países 110 años antes.
Para cerrar nuestra visita a Östermalm, nos acercamos a la zona conocida como Gärdet, donde además de ver de cerca un par de edificios singulares, como el Filmhuset o un curioso bloque residencial de los arquitectos BIG, nos sentimos empequeñecidos por la vasta superficie abierta, casi como un prado gigante, que los habitantes de Estocolmo pueden disfrutar a escasos minutos del centro de la capital.
La cantidad de espacios verdes a disposición de la población de la ciudad fue una de las cosas que rompió nuestros prejuicios, convirtiendo nuestra idea inicial de Estocolmo de ciudad fría y complicada para vivir en totalmente lo contrario, una ciudad completamente pensada para que sus habitantes sean felices y vivan cómodos en ella.
KUNGSHOLMEN
Esta isla, cuyo significado es Islote del Rey, fue una de las que menos exploramos en nuestro viaje a Estocolmo. Sin embargo, pudimos descubrir parte de su encanto en un breve rato que pasamos en ella.
Lo primero que hicimos tras bajar del autobús que nos llevó a Kungsholmen fue pedir un sabroso helado en Fuori di Pizza Gelateria Kungsholmen, un pequeño local que nos transportó por unos segundos a una pequeña ciudad italiana.
Nos sentamos a disfrutar del helado en unas rocas del Rålambshovsparken, un parque a cuya orilla del Lago Mälar se acercaban patos en busca de los pocos restos de comida que pudieran quedar por allí.
Este fue el punto de partida de un agradable paseo junto al lago, aprovechando un sendero junto a una avenida llamada Norr Mälarstrand.
Esta breve caminata nos llevó directos al edificio más llamativo de la isla, el Ayuntamiento de Estocolmo, que además de su tosca arquitectura, ejemplo del estilo nacional romántico, tiene una posición privilegiada en al ciudad, ubicado en una esquina que permite controlar de un vistazo Norrmalm, Gamla Stan y Södermalm.
HAMMARBY SJÖSTAD
Concluimos nuestro tour por Estocolmo en Hammarby Sjöstad, un barrio alejado del centro y sin ningún atractivo turístico aparente al que acudimos intrigados por su fama de barrio sostenible.
Lo que allí nos encontramos superó con creces nuestras expectativas. El barrio está estructurado en torno a un parque. Los bloques de viviendas tienen por un lado dicho parque, y por el otro una pasarela sobre el canal que hace las veces de lugar de paseo, así como de nexo de comunicación entre todo el barrio, incitando al uso de la bicicleta como medio de transporte.
Los bloques de vivienda están claramente pensados para garantizar la eficiencia energética. El aprovechamiento de energías renovables, el reciclaje y la ausencia de vehículos de combustión son innegociables en la zona.
Además, Hammarby Sjöstad está conectado al centro de la ciudad con un tranvía, siendo el primer barrio de Estocolmo en disponer de este medio de transporte.
Pero por encima de todo esto, la impresión que tuvimos allí es que, de igual forma que en el resto de la ciudad, la felicidad y comodidad de sus habitantes son la prioridad.
Un claro ejemplo de que las cosas se pueden hacer de otra manera y conseguir que funcionen igual o mejor. Ojala pudiéramos ver más ejemplos como este en nuestro entorno, y nuestra sociedad perdiera el miedo a cambiar la forma en la que vemos las ciudades, actualmente enfocadas a ser lo más productivas posibles desde un punto de vista meramente económico.
Sin lugar a dudas, Estocolmo nos parece un buen espejo en el que mirarse.
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