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Foto del escritorEdu Torres

La Canal de Navarrés, una escapada rural ideal cerca de Valencia

Recién salidos del confinamiento causado por la pandemia del coronavirus, a principios del verano de 2020, nuestras ganas de viajar y descubrir nuevos lugares no podían ser mayores. Ante la imposibilidad de realizar largos desplazamientos, decidimos buscar un destino cerca de casa, una escapada rural de fin de semana en la Comunidad Valenciana. La decisión no pudo ser más acertada.


La Canal de Navarrés fue nuestro primer destino tras el confinamiento de 2020
La Canal de Navarrés fue nuestro primer destino tras el confinamiento de 2020

La Canal de Navarrés es una comarca del interior de la provincia de Valencia, muy próxima a la costa mediterránea. Ya la habíamos visitado anteriormente en excursiones de un día y sinceramente, no habíamos descubierto ni una pequeña parte de todo lo que tiene que ofrecer. En ella encontramos parajes naturales de gran valor, principalmente relacionados con el agua, y un patrimonio cultural verdaderamente interesante.


La ruta de senderismo por los Charcos de Quesa fue una maravilla
La ruta de senderismo por los Charcos de Quesa fue una maravilla

Elegimos Quesa como base, y nos alojamos en el Hotel de Montaña La Rocha, donde además de recibir un trato fantástico y disfrutar de espacios totalmente adaptados a la situación sanitaria, pudimos impregnarnos del silencio y la tranquilidad que rodea a este hotel rural.


Llegamos un viernes por la tarde, pero teniendo en cuenta que en el mes de junio no se pone el sol hasta casi las 10 de la noche, aún pudimos sacarle mucho partido a ese día. Lo primero que hicimos fue coger el coche y conducir hasta casi la orilla del cercano Embalse de Escalona, construido en 1995 para paliar los posibles efectos de una gran riada como la famosa Pantanada de Tous, que asoló varias comarcas cercanas en 1982.


Cuando llegamos al Embalse de Escalona por fin nos creímos que estábamos de fin de semana rural
Cuando llegamos al Embalse de Escalona por fin nos creímos que estábamos de fin de semana rural

Después de varios meses prácticamente encerrados en casa, poder pasear por un lugar como este, en el que la vegetación y la fauna se fundían con el agua mientras ésta reflejaba los brillantes rayos del sol, fue una auténtica liberación.


Disfrutamos del momento con pausa, absorbiendo cada gramo de aire puro que se nos había negado en las semanas previas.


Nos encontramos muy cómodos en Quesa y en el Hotel de Montaña la Rocha
Nos encontramos muy cómodos en Quesa y en el Hotel de Montaña la Rocha

De regreso a Quesa aún nos dio tiempo a dar un paseo antes de cenar. Comenzamos en el bonito Lavadero de Quesa, todavía perfectamente habilitado para su uso original. Nos adentramos en la población y pasamos junto a la Parroquia de San Antonio Abad antes de iniciar un serpenteante recorrido por la Calle San José que, casi sin quererlo nos llevó a subir al punto más elevado del pueblo.


Junto a la Ermita de la Cruz encontramos un banco en el que no pudimos evitar la tentación de sentarnos a observar las silenciosas montañas de colores verdes y rojizos que protegen la parte norte de Quesa. Pasados unos minutos, nos giramos 180 grados y pudimos tener todo el pueblo a nuestros pies. Fue una agradable forma de terminar nuestra primera tarde de libertad.


Vaya vistas tuvimos desde lo más alto de Quesa
Vaya vistas tuvimos desde lo más alto de Quesa

Bajamos por la Calle de San Roque hasta el Bar la Parra, donde paramos a cenar antes de regresar al hotel y planificar la ruta de senderismo que haríamos a la mañana siguiente.


Dicen que "no por mucho madrugar, amanece más temprano". Quizá tengan razón, pero también es cierto que si no madrugas un poco, difícilmente tendrás la fortuna de pasear por el magnífico paraje de Los Charcos de Quesa casi en solitario.


Madrugar nos permitió ver los Charcos de Quesa muy tranquilos
Madrugar nos permitió ver los Charcos de Quesa muy tranquilos

Y es que ver como el agua en calma refleja los primeros colores del día y el precioso cielo azul del que disfrutamos en esta zona del Mediterráneo, o escuchar como el agua golpea las rocas en alguna de las múltiples cascadas de la zona no tiene precio.


Y este fue solo el principio de una caminata que nos llevó durante casi 10 kilómetros a través de un barranco en el que en ningún momento dejamos de ver agua. Tras abandonar el barranco afrontamos el mayor desnivel de la jornada, con un ascenso de casi 200 metros en poco más de 20 minutos hasta llegar al Abrigo de Voro, donde se encuentran algunas pinturas rupestres de difícil acceso.


La ruta fue exigente pero repleta de lugares preciosos
La ruta fue exigente pero repleta de lugares preciosos

A partir de ahí encontramos un sendero amplio en el que, pese al calor que nos golpeaba, pudimos completar los 17 kilómetros de ruta sin mayores dificultades. Fue un buen entrenamiento para el Camino de Santiago que íbamos a inicial apenas 15 días después. Sin embargo, un buen bocadillo y algo fresco para beber nos reactivaron para aprovechar el resto del día al máximo y conocer otras poblaciones de la comarca.


Visitar Chella fue una gran opción para pasar la tarde
Visitar Chella fue una gran opción para pasar la tarde

Comenzamos el recorrido a través de los pueblos de la Canal de Navarrés en Chella. Aparcamos el coche en la parte baja del pueblo y nos introdujimos en el antiguo barrio morisco, y es que esta población fue en origen una alquería musulmana.


Pasamos por la Parroquia, donde aún se conserva parte del muro de la antigua mezquita, antes de seguir atravesando los angostos callejones que nos condujeron a la Calle Morera.


Al final de esta empinada subida nos encontramos con un mirador al Salto de Chella, una vertiginosa caída de agua de más de 25 metros de altura, cuyo ruido al golpear con la superficie se dejaba oír con nitidez gracias a la tranquilidad que reinaba en el pueblo.


Cuando por fin pudimos apartar la mirada de la cascada continuamos caminando por la agradable zona alta de la población hasta que decidimos bajar por la Calle Castillo. Desde el punto más alto de la calle, la perspectiva de todos los tejados de Chella le daba un aspecto aún más encantador.


La altura del Salto de Chella impresiona
La altura del Salto de Chella impresiona

Salimos del pueblo en busca de la Playa Salvaje, atraídos por el nombre de este lugar de esparcimiento. Sin embargo nos encontramos un lugar totalmente vacío, posiblemente debido a las restricciones causadas por la pandemia del Covid.


Nuestra siguiente parada fue Bolbaite, una población seccionada en dos por el río Sellent, que forma una piscina natural muy apreciada por sus vecinos. Aparcamos en la zona alta y nos acercamos a las ruinas del castillo, las cuales encontramos en proceso de restauración. Desde allí pudimos ver a lo lejos los curiosos seis edificios construidos a mediados del siglo XX y utilizados como secaderos de tabaco, uno de los negocios tradicionales de la zona.


Para concluir el día nos acercamos a Navarrés, donde nos dedicamos básicamente a callejear sin un rumbo definido. Así fue como nos encontramos con un bonito calvario coronado por una ermita pintada de blanco. Un lugar inspirador que nos dio pie a continuar con nuestro recorrido por el pueblo.


El Calvario de Navarrés está todo pintado de blanco
El Calvario de Navarrés está todo pintado de blanco

De ese modo, atravesando la Calle Lope de Vega, nos dimos de bruces con la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, una iglesia reconstruida en el siglo XVIII en estilo neoclásico de la que nos llamó la atención la escalera de entrada y la torre del campanario.


Casi sin percatarnos se había hecho la hora de cenar, así que nos pusimos a buscar, y encontramos el restaurante El Refugio. En él disfrutamos de una cena basada en carnes de primera calidad y un servicio muy personal.


Nuestro plan para la mañana del domingo, antes de regresar a casa, era hacer una ruta de senderismo y cerrar el fin de semana visitando el Palacio de los Condes de Cervellón, en Anna, pero se nos truncó un poco cuando llamamos a la Oficina de Turismo de Anna y nos dijeron que todas las plazas para visitar el palacio estaban ya cubiertas.


De nuevo caminando por la naturaleza encontramos los espacios más bellos de La Canal de Navarrés
De nuevo caminando por la naturaleza encontramos los espacios más bellos de La Canal de Navarrés

Al menos nos quedaba la primera parte del plan, así que cargamos las mochilas en el coche y condujimos hasta las afueras de Anna, donde se inicia una espectacular ruta que, pese a circular a escasos metros de la población, nos adentró en un espacio de densa vegetación en el que más de una vez tuvimos que apartar algunas ramas para poder avanzar. Y todo gracias a un elemento muy común en esta comarca, el agua.


El Gorgo de la Escalera, en Anna, es un espacio que sorprende
El Gorgo de la Escalera, en Anna, es un espacio que sorprende

A lo largo de la mañana pasamos junto a 3 cascadas llamadas Gorgo Gaspar, Gorgo Catalán y Gorgo de la Escalera, esta última, la más alta, rodeada de una zona de baño en la que se amontonaba la gente en busca de un refrescante chapuzón con el que aliviar las altas temperaturas veraniegas.


Estábamos acabando ya el recorrido cuando nos sonó el móvil. Un número desconocido nos llamaba; por suerte contestamos.


Era la Oficina de Turismo de Anna, que nos proponía ocupar la plaza de una pareja que había cancelado su visita al Palacio de los Condes de Cervellón.


Ya que la fortuna se presentaba de nuestro lado, no dudamos en aprovechar la oportunidad. Lo primero era buscar un lugar donde comer, ya que la visita era por la tarde, así que tras un breve paseo encontramos el GastroBar La Plaza, donde nos sirvieron un menú en el que destacaba el arroz al horno, una de las especialidades locales.


La suerte estuvo de nuestro lado, y pudimos visitar el Palacio de los Condes de Cervellón
La suerte estuvo de nuestro lado, y pudimos visitar el Palacio de los Condes de Cervellón

De ahí cogimos el coche y nos fuimos a la Albufera de Anna, un espacio natural junto a un lago en el que sabíamos que íbamos a poder relajarnos y cambiarnos de ropa antes de acudir a la visita. Los alrededores del lago estaban rodeados de familias que aprovechaban el buen clima para hacer un picnic al aire libre o simplemente pasear y observar a los patos que se acercaban a la orilla en busca de algo que echarse a la boca.


Hay que reconocer que el palacio está muy bien cuidado
Hay que reconocer que el palacio está muy bien cuidado

Por fin llegó el momento. El recorrido por el palacio, cuyas primeras referencias históricas datan del siglo XII, época de influencia árabe, fue muy interesante.


Además de mostrarnos algunas de las salas más antiguas, pudimos contemplar el resultados de los trabajos de restauración del edificio.


Este ha recuperado su esplendor gracias a la labor de artesanos provenientes de Marruecos, los cuales han convertido el patio y las salas árabes en espacios realmente dignos de su historia.


Salimos totalmente satisfechos del palacio, pensando en la suerte que habíamos tenido de haber podido conocer esta comarca que parecía no querer dejarnos ir, una zona en la que, tras varios meses confinados, por fin pudimos dejar volar nuestras ganas de viajar y descubrir mundo.


A continuación os dejamos un mapa con los que, para nosotros, son los mejores lugares que visitar en La Canal de Navarrés:


 

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