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Foto del escritorEdu Torres

Burdeos y Nueva Aquitania, un destino perfecto para un fin de semana

Actualizado: 13 may 2020

Como nos pasa en muchas ocasiones, este viaje surgió de manera inesperada, como por generación espontánea. Estas aventuras nos llevan a conocer lugares que probablemente nunca visitaríamos si nos hubiéramos planificado con mucho tiempo.


En este caso improvisamos un pequeño road trip que nos llevó a descubrir Burdeos, capital de la región francesa de Nueva Aquitania, y sus alrededores, famosos por la producción vinícola. Nos pareció un destino ideal para una escapada de fin de semana.


La región de Nueva Aquitania nos permitió viajar con tranquilidad y sin demasiadas aglomeraciones
La región de Nueva Aquitania nos permitió viajar con tranquilidad y sin demasiadas aglomeraciones

BURDEOS


La primera parada de nuestro viaje fue Burdeos, una ciudad francesa conocida con el sobrenombre de "Puerto de la Luna" debido al meandro que forma el río Garona a su paso por ella. La antigua ciudad portuaria de Burdeos es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y fue para nosotros una grata sorpresa, muy por encima de nuestras expectativas.


La realidad es que conocíamos muy poco de la sexta ciudad más importante de Francia, cuyo nombre nos evocaba principalmente aromas de vino francés. Pero en cuanto pusimos un pie en ella nos dimos cuenta que su belleza iba mucho más allá. Sin duda, lo que más nos impactó fue la Place de la Bourse, una preciosa explanada que, debido a la forma del río, proporciona una magnifica panorámica de los señoriales edificios que se acumulan a la orilla del Garona, incluida la llamativa Torre del Reloj de la Basílica de Saint Michel y el larguísimo Pont de Pierre.


La Place de la Bourse de Burdeos es un lugar precioso
La Place de la Bourse de Burdeos es un lugar precioso

Allí en la plaza hay otro elemento característico de Burdeos que a cualquier hora del día es uno de los lugares más concurridos. El Miroir d'eau o Espejo de Agua, que duplica la belleza de la ciudad gracias a una fina lámina de agua de tan solo 2 centímetros, convierte la plaza en uno de los lugares más fotogénicos que hemos visto en Europa. Esta renovación urbanística, realizada por el arquitecto paisajista Michel Corajuoud, nace con el propósito de ser un nuevo emblema para la ciudad y muestra su vocación de contemporaneidad. Se trata del espejo creado con agua más grande del mundo, cubriendo una superficie de casi 3.500 metros cuadrados.


Es una zona pisable, en la que se integran y reflejan los paseantes, y por supuesto se refrescan los viandantes en los días más calurosos gracias a los diversos vaporizadores que por momentos envuelven en niebla el lugar. De esta manera es un espacio vivido por los bordeleses y también por sus visitantes. Y no sólo eso, ya que este espejo consigue destacar la belleza de los edificios neoclásicos del siglo XVIII que se agolpan en la orilla del Garona y el conjunto monumental de la Plaza de la Bolsa. Es por todo ello que esta creación contemporánea se integra dentro de la declaración de Patrimonio de la Humanidad que posee el casco antiguo de Burdeos.


Un poco más al norte, otra enorme explanada llamada Place des Quinconces alberga el Monument aux Girondins, en memoria de los girondinos que cayeron durante la Revolución Francesa. En esta plaza nos sentimos un poco empequeñecidos por su peculiar falta de vegetación, en parte compensada por los dos parques que la flanquean, y por su llamativo tamaño, que la convierten en una de las 15 plazas más grandes del mundo.


La Place des Quinconces de Burdeos es una de las plazas más grandes del mundo
La Place des Quinconces de Burdeos es una de las plazas más grandes del mundo

Otra de las cosas que nos llamó poderosamente la atención es la cantidad de espacios habilitados en el centro de Burdeos para practicar el juego de la petanque, una de las mayores aficiones de los habitantes de la ciudad. Incluso se estaba llevando a cabo una competición oficial en la Place des Quinconces.


Muy cerca de allí visitamos uno de los edificios más bellos de Burdeos, el Gran Teatro, ubicado en la Place de la Comédie. En cuanto llegamos a la plaza, los ojos se nos fueron directos a las doce columnas que dominan la fachada principal de esta construcción de estilo neoclásico, inaugurada a finales del siglo XVIII.


En la misma plaza, una estatua muy representativa del estilo del escultor catalán Jaume Plensa, completa un entorno precioso, dedicado por completo al arte. Dicha estatua nos marcó el camino hacia la Galerie Bordelaise, una galería comercial construida entre 1833 y 1834, la cual cruza en diagonal una manzana del centro de la ciudad. La recorrimos de un lado al otro con total tranquilidad, parando en los escaparates para observar los productos de negocios más tradicionales, como una tienda de maquetas de trenes o una antigua zapatería.


La arquitectura neoclásica del Gran Teatro de Burdeos nos dejó impresionados
La arquitectura neoclásica del Gran Teatro de Burdeos nos dejó impresionados

Seguimos caminando hacia el corazón de Burdeos, atravesando bonitas calles peatonales y alejándonos del río Garona hasta la plaza de la Catedral de Burdeos, una iglesia gótica que es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como parte del conjunto de rutas del Camino de Santiago. Uno de los elementos más curiosos del templo es la Torre de Pey Berland, una construcción independiente para proteger a la catedral de las vibraciones producidas por las campanas que suenan en la torre.


En Burdeos también hubo espacio para visitar edificios de arquitectura moderna
En Burdeos también hubo espacio para visitar edificios de arquitectura moderna

Como siempre nos gusta hacer, también tratamos de introducir la arquitectura más moderna incluyendo la visita del Tribunal de Grande Istancie, del arquitecto Richard Rogers, colaborador de Renzo Piano en el famoso Centro Pompidou de París.


Las siete "cápsulas" que se ven, recubiertas de madera de cedro y colocadas sobre unos soportes que las elevan sobre el suelo parecen representar las cubas de vino en un guiño a la actividad vinícola de la zona. Estas cápsulas corresponden a las salas de los diferentes tribunales. Todas ellas están cubiertas por un techo ondulado de cobre. El acceso a las oficinas judiciales se realiza a través de unas pasarelas metálicas y puentes acristalados en color amarillo, que también se asocian en su diseño a las estructuras internas de la terminal T-4 del aeropuerto de Barajas, obra del mismo autor. Es curioso ver el contraste entre la vanguardia del edificio administrativo y la cercana torre del Château du Hâ.


Ya estaba empezando a anochecer, así que no vimos mejor opción que regresar al Garona para concluir nuestra visita de un día a Burdeos con un relajante paseo a la orilla de este amplio río, desde el Pont de Pierre hasta la Place de la Bourse, donde las luces de los edificios se comenzaban a reflejar en el agua, que en ocasiones se tranformaba en un refrescante vapor de agua.


Pasera por la orilla del río Garona y acabar en la Place de la Bourse fue uno de los mayores placeres del viaje
Pasear por la orilla del río Garona y acabar en la Place de la Bourse fue uno de los mayores placeres del viaje

NUEVA AQUITANIA


La región de Nueva Aquitania es la más extensa de las 13 que forman la Francia metropolitana (hay 5 regiones adicionales, llamadas de ultramar), así que es evidente que para conocerla de una manera profunda es necesario bastante más tiempo que un fin de semana. Sin embargo, nosotros tratamos de descubrir los lugares cercanos a Burdeos que más nos atraían.


Menuda cuesta tuvimos que subir para llegar a lo alto de la Dune du Pilat
Menuda cuesta tuvimos que subir para llegar a lo alto de la Dune du Pilat

Salimos de Burdeos hacia el oeste, con el objetivo de llegar a la costa y visitar la Dune du Pilat, la duna de arena más alta de Europa con unos 107 metros. Y es que la naturaleza no deja de sorprendernos, y en este caso, una vez más, nos dejó perplejos ver como el tiempo ha podido convertir ese espacio en un monumento natural en un entorno incomparable.


A un lado, la inmensidad del Océano Atlántico, y al otro un mar de árboles en el borde del Parque Natural Landes de Gascogne. Lo primero que nos chocó es que para llegar a lo más alto de la duna tuvimos que caminar por una fuerte pendiente de arena, algo que resultó de lo más divertido. Una vez arriba no pudimos hacer más que deleitarnos con las panorámicas.


El esfuerzo valió la pena, las vistas desde lo alto de la Dune du Pilat eran maravillosas
El esfuerzo valió la pena, las vistas desde lo alto de la Dune du Pilat eran maravillosas

Impresionados por este espectáculo natural, decidimos continuar en la costa y acercarnos al pintoresco pueblo de Gujan-Mestras, famoso por la producción de ostras. Tras dar una vuelta por la Explanade des Ostreiculteurs llegamos al Jetée du Port de Larros, un saliente que se adentra en el océano. Allí nos sentamos a observar la tranquilidad del agua, que en ese momento se encontraba en marea baja y dejaba ver una importante extensión de arena.


Este instante de relax nos provocó hambre, así que buscamos un lugar donde degustar el producto local por excelencia. En la terraza del restaurante Les Pavois pudimos probar deliciosas ostras sin dejar de mirar a la costa. Además, el postre casero a base de macarons resultó verdaderamente exquisito.


Ya de regreso a Burdeos teníamos una cita con uno de nuestros arquitectos favoritos, Le Corbusier. Ya habréis intuido nuestra devoción por este arquitecto en posts anteriores, que nos ha hecho recorrer kilómetros para visitar algunas de sus obras, y aun así nos sigue sorprendiendo que muchas de sus iniciativas sigan hoy de plena actualidad. Y es que en Pessac, una población colindante con Burdeos, el maestro suizo-francés había llevado a cabo uno de sus proyectos más relevantes, la Cité Frugès, un barrio moderno pensado para la clase obrera de una fábrica de azúcar, donde puso en práctica todos sus conocimientos sobre vivienda social.


Habíamos reservado una visita guiada para conocer a fondo el proyecto, así que pudimos disfrutar y aprender un poco más sobre las ideas de este genio. Daremos algunas pinceladas para que entendáis un poco este controvertido proyecto. Fue una de sus primeras ciudades jardín iniciada en 1923, que ofrecía unas viviendas dignas a gente sin muchos recursos. De las 135 viviendas previstas en un inicio, tan solo 53 se llegaron a construir, y todas ellas con un espacio de terreno donde poder cultivar sus propios alimentos. Todas las casas son modelos de vivienda estandarizada que pretendían ser económicos y de rápida construcción. Comparten una serie de características, como son las terrazas y los patios, las ventanas moduladas y hasta la previsión de un espacio para el coche, todo un avance para la época.


Le Corbusier llevó a cabo una de sus obras más sociales en la Cité Frugès, un barrio moderno para la clase obrera
Le Corbusier llevó a cabo una de sus obras más sociales en la Cité Frugès, un barrio moderno para la clase obrera

Partiendo de un módulo básico de cinco metros cuadrados, Le Corbusier lo combinó para diseñar cinco tipos diferentes de casas. Sería estupendo poder visitar los diferentes tipos de vivienda, pero por ahora tan sólo es posible pasear por sus calles y ver las fachadas, ya que son privadas. La única visitable es la Maison Gratte-Ciel. El barrio se fue deteriorando mucho con los años, y se llegó incluso a plantear su demolición a principios de los 70. No obstante, en 1973 un propietario inició la renovación integral de una de las casas, catalogadas como monumento histórico en 1980, lo que marcó el inicio de un proceso de restauración de todo el barrio. Aún así, muchas de las viviendas se encuentran actualmente completamente abandonadas o han sufrido tantas modificaciones que han quedado casi irreconocibles.


Cuando Le Corbusier vio lo que los propietarios habían hecho con las viviendas, éste dijo desanimado: “la vida tiene razón y el arquitecto se equivoca”. En 2016 la UNESCO declaró este proyecto, entre muchos otros del mismo autor, Patrimonio de la Humanidad, por lo que el proceso de redención está en marcha.

"La vida tiene razón y el arquitecto se equivoca" Le Corbusier

Al día siguiente, ya de regreso, hicimos algunas paradas por el sur de Nueva Aquitania, en una zona llamada Armagnac. Allí visitamos uno de los pueblos mejor conservados de la zona, llamado Labastide d'Armagnac. Pese a lo reducido de esta población, su plaza nos pareció muy interesante por su gran tamaño, su forma rectangular y sus pórticos y edificios medievales en un excelente estado de conservación.


La plaza de Labastide d'Armagnac conserva perfectamente su aspecto medieval
La plaza de Labastide d'Armagnac conserva perfectamente su aspecto medieval

Allí consultamos si había posibilidad de visitar alguna bodega vinícola en los alrededores. Nos hablaron de la bodega Domaine Ognoas, a unos 10 kilómetros de Labastide. Nos dirigimos hacia allí y, casi de milagro, pudimos disfrutar del último tour guiado del día, además de probar y comprar alguna botella del licor local, el Armagnac, un tipo de brandy con un sabor bastante dulce.


Gracias a este viaje nos dimos cuenta que Francia tiene mucho que ofrecer si te sales de los destinos más habituales para los viajeros, y que nunca dejaremos de descubrir cosas nuevas, sea cual sea el destino al que nos dirijamos. Burdeos y sus alrededores dejaron en nosotros un excelente sabor de boca, un buen punto de partida para seguir explorando las regiones menos conocidas del país galo.

 

En el siguiente mapa os dejamos los puntos más importantes que ver y que visitar en una escapada de fin de semana largo a Burdeos y sus alrededores, en la región francesa de Nueva Aquitania:


 

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